Los dos asesinatos de Niebla.
Un lamentable suceso que perturbo la tranquilidad del histórico pueblo de Niebla, un doble
asesinato según las versiones de los diferentes periódicos que recogieron el
triste suceso, el martes día 7 de
Diciembre de 1886.
Entre ellos el diario huelvano “La Provincia”.
Comentando lo
siguiente: que un guardia civil llamado Mariano Muñoz fundado en alguna causa
que ahora mismo desconocemos o quizá en un estado maníaco (Hasta el otro día
siguiente no se aclararon los nuevos detalles relacionados con el doble crimen
de Niebla. Se dice que el autor de los hechos tenía que presentarse a su jefe
en La Palma del Condado y había perdido
el tren, para justificar su falta pidió un certificado de enfermo al médico, y
negándose este provoco lo ocurrido), llamo al médico local señor Cruzado y le
dijo que la criada del cuartel le había envenenado.
El
señor Cruzado que estaría enterado de la monomanía de este individuo, parece
que no le hizo mucho caso y no le receto el vomitivo que con muchas ansias le
pedía.
Ayer a las once
de la mañana parece que volvió a llamar de nuevo al médico y le hizo la misma
petición a lo que el señor Cruzado se negó como antes había hecho anteriormente
y se despidió; pero toda vía no había salido a la calle cuando una bala
disparada por el citado guardia le tiro a la tierra sin vida. Al ruido del
disparo acudió la criada que cayó muerta por la segunda bala.
Al cabo jefe de
puesto, que acudió enseguida le hizo hasta tres disparos más, teniendo la
fortuna de no herirle ninguno, gracia a la ligereza del citado cabo que se
reservaba como mejor podía detrás de unas columnas, y así hubiera continuado a
no haber caídos sobre él algunos de sus compañeros que lo desarmaron y lo
redujo a presión.
A las nueve y media de la mañana telegrafió
el alcalde de Niebla, al gobernador de la provincia.
Lo cierto es que el
gobernador civil señor Sales ha salido de Huelva para Niebla en un tren
especial del ferrocarril de las minas de
Rio Tinto con el acompañamiento oficial que requiere estos casos, para los
efectos que haya de lugar.
El jefe de la Guardia
civil que acompañó al gobernador, dispuso la venida de un oficial para instruir
el correspondiente sumario.
A las ocho de la
noche regreso el gobernador a la capital quedando en Niebla el jefe de la
Guardia civil y el oficial encargado de instruir el sumario, habiéndose
levantado los cadáveres.
El guardia será
trasladado a la cárcel de la capital por no reunir condiciones de seguridad la
del pueblo. Ya que la población en los primeros momentos, se alarmó algún tanto
por desconocer la causa de los disparos de la casa cuartel.
El desgraciado señor
D, Andrés Ramírez Cruzado era muy conocido en esta capital; tendría como
cincuenta y cinco años de edad y era tío y padre político de nuestro amigo D.
Vicente Ferrer y Cruzado representante en esta, de la compañía minas de
Tharsis.
Jueves Día 4 de Mayo
de 1887, cinco meses después del accidente extraemos del diario “El
Liberal” por telegrama del señor
alcalde.
(Se dio la paradoja
que el corresponsal de este periódico en Huelva, era el ilustre periodista,
abogado y escritor Don José Nogales
Nogales, y responsable en aquellos momentos del diario “La Provincia” y el
cronista de estos artículos relacionados con este desagradable suceso.)
Ha sido pasado por las armas el desgraciado
guardia civil autor del doble asesinato de que ya se tienen conocimiento los
lectores de este periódico. El señor gobernador civil de la provincia y el
señor Cardenal González que a la sazón
se hallaba practicando la santa pastoral en el pueblo de Bollullos del Condado,
hicieron las más vivas gestiones cerca del
gobierno para obtener el indulto. Los señores arcipreste de Moguer y el
cura de Niebla, prestaron los últimos auxilios espirituales de la Religión a
aquel infeliz desgraciado que tan pronto se hallaba dominado del más espantoso
de los delirios, como caía en mortal postración y abatimiento. Fuerzas de
infantería y una sección de caballería formaban el cuadro. Dios haya cogido en
el seno de su infinita clemencia el alma de quien no logro encontrarla en la
justicia de la tierra.
A la hora en que escribo estas líneas estamos
bajo la influencia de una gran tormenta con fuertes lluvias con vientos
huracanados que ha durado toda la noche habiendo caído una exhalación. Sin que
haya que lamentar daño alguno de importancia.
Del diario “La
Provincia” del lunes 2 de Mayo de 1887.-
Hoy o mañana será
conducido a Niebla donde será fusilado el reo Mariano Muñoz Carrasco. Esta
culta población ha gestionado por todos los medios puesto a su alcance la
salvación de la vida de ese desgraciado.
Todas las
corporaciones oficiales han pedido su indulto. El Sr. D. Rafael López se dirigió al gobierno por mediación
del señor Castelar, no pidiendo el indulto, si no que se sujetase al reo a una
observación facultativa, pues según la opinión pública y esta robustecida con
el informe de un doctor en ciencias médicas, duda de que el reo Muñoz Carrasco
esté en pleno uso de sus facultades intelectuales. En este mismo sentido ha
gestionado el Comité demócrata-progresista. (Cuyo secretario y responsable
político en Huelva, era como no don José Nogales.)
A la hora que escribimos estas líneas no se
tienen noticias de ningún resultado favorable. Dios toque en el corazón de los
hombres que un benéfico impulso de sus sentimientos puedan arrancar a la muerte
la vida de un desgraciado.
Del mismo periódico
dos días después, el miércoles día 4 de Mayo.
Como teníamos
anunciado, ayer en el tren correo y custodiado por la Guardia civil fue
trasladado a Niebla el reo Mariano Muñoz Carrasco.
La salida del
calabozo ofreció grandísimas dificultades; una pobre fiera encerrada en su
jaula en medio de un estado de demencia o fiereza salvaje de que estaba poseído
el que a estas horas será masa inerte. Parecía que todas sus fuerzas físicas
quería gastarlas en las pocas horas que la justicia humana le consentía estar
entre los vivos.
Muchos días hacía
que estaba sin cadena en el calabozo; así es que, cuando llegó la hora de
sacarlo, había necesidad de ponerle los grillos y esposas, pero él se oponía
resueltamente y suplicaba que nadie se acercase a él.
Las hercúleas fuerzas
de Muñoz multiplicadas por su estado mental eran muchas para tomadas en cuenta
por los encargados de asegurarlo, y resolvieron hacer uso de algún medio
ingenioso, ya que por la fuerza se hacía casi imposible.
Pero por referencia,
de un preso del mismo establecimiento propuso una manera ingeniosa de sujetarlo
con suma facilidad,--que para estas cosas siempre tiene ingenio este
personal---y efectivamente dio un magnífico resultado sin que quedase lastimado
el reo, ni sus intimadores.
El autor de la
trama que se retirasen todos y lo dejasen solo a la puerta del calabozo, y
llamando a Muñoz, hizo que se asomase
por el tragaluz que tiene la puerta en su parte superior. Asomado este, el
tramoyista empezó a decirle que harían bien en defenderse para no salir del calabozo
y que él estaba dispuesto a prestarle algún auxilio y que ya que no tenía armas
que darle le traería unos cuantos ladrillos para que a ladrillazo limpio se
defendiese de los que de los que lo querían atar.
Conforme Muñoz con
la proposición, salió aquel en busca de los ladrillos, trayéndolos, pero a la
par se venían algunos carceleros en silencio y arrimados a la pared, hasta
llegar cerca de la puerta del calabozo. Ofrecióle los ladrillos al muñoz, y
este sacó los brazos por el tragaluz para recogerlo y teniendo que retirar como
es consiguientes la cabeza, no puedo ver la aproximación de los carceleros que
se abalanzaron al tragaluz y se colgaron de los brazos del infeliz Muñoz que
quedo prisionero como en un cepo.
Abrieron la puerta y
penetraron dentro del calabozo, le pusieron los
grillos, mientras los de fuera le colocaban las esposas.
El animal más fiero
faltándole los medios de defensa, se entrega sumiso a sus vencedores; desde
entonces ya el Muñoz no hizo la más leve tentativa ni el esfuerzo más
insignificante.
Ofrecido por el
alcalde unas tortas y un poco de vino, comió y bebió como si nada hubiese
pasado. Una hora antes de la salida del tren fue conducido a la estación para
ser trasladado a Niebla.
Ayer mismo los
doctores Cabezalí y Cordero se acercaron al gobierno civil y expusieron al Sr.
Gobernador y este al Presidente del Consejo de Ministro que le reo Muñoz
Carrasco no estaba en pleno uso de sus facultades mentales y pedían un plazo de
tiempo para que de una manera concienzuda pudiera darse informe pericial.
Los señores doctores
Cabezalí y Cordero no han obtenido contestación.
También nuestro
amigo D. Rafael López en nombre de varios Médicos de la capital y socio del Círculo
Mercantil, telegrafió en el mismo sentido al señor Cánovas para que
interpusiese su influencia cerca del gobierno para obtener lo que se pedía.
Nosotros damos de
manos a las descripciones sucesivas que ni hemos visto ni pensamos escuchar.
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A las ocho y
media de la mañana de hoy y a los disparo del cuadro formado por dos compañías
del Regimiento de Pavía, cayó destrozado el cuerpo del infeliz Mariano Muñoz
Carrasco, natural de Salamanca, de 24 años de edad e individuo del benemérito
cuerpo de la guardia civil, en expiación del grave delito de doble asesinato.
La
justicia social queda satisfecha.
Dios acoja con
misericordia el alma que por su mala suerte encarnó en una materia tosca e
imperfecta.
Domingo Día 8 de
Mayo del diario “La Provincia”.
Anoche
vocearon por las calles de la capital un romance dando cuenta con pelos y
señales como es de rúbrica en estos casos, la triste muerte del guardia civil
en Niebla.
El romance está escrito y tirado en Huelva;
preveníamos esto.
La costumbre que tenemos en España de hacer
de cualquier desgraciado loco o criminal un héroe, no había quedar desmentida
ahora.
Lo sentimos por la
gente, que en estos asuntos gastan su tiempo y por el público que lo paga.
Solo 15 años después
un periódico madrileño ilustrado llamado “Los Sucesos” que abordaba los acontecimientos
macabros y trágicos así como los crímenes que se daba en la sociedad española
de aquellos tiempos en el día 23 de Agosto de 1904, resalta un poco de la mala
calidad de romance y del fusilamiento de un pobre loco en el municipio de
Niebla, en la provincia de Huelva.
"Esta mañana no cantó el gallo
pero habló el demonio
han fusilado a un loco sin perdón
era el guardia Mariano Muñoz"
José García Díaz.