En el diario El
Comercio del Perú, con fecha del 8 de mayo de 1962 extraemos la siguiente noticia:
Un onubense que triunfa en América, puesto que rescata naves hundidas hace un
siglo y pesqueros naufragados.
Este hombre llamado
Diego Cordero Cordero, natural de Isla Cristina, es el protagonista. El motivo
ha sido una grandiosa labor suicida que ha llevado a cabo en aguas peruanas, últimamente.
Este onubense, que
como queda dicho nació en la bella perla atlántica, cual es Isla Cristina,
emigró al Perú hace algunos años. Sus familiares se trasladaron desde la citada
población de su origen a la capital de España, donde en la actualidad viven.
Al Diego Cordero gustaba
enormemente de las cosas submarinas. Siempre demostró gran interés por ellas.
Así al llegar a las tierras peruanas se especializó y consiguió ser buzo profesional.
Entonces empezó a forjar la idea de rescatar una nave chilena hundida en diciembre de 1880; la corbeta “Covadonga”. Esta fue torpedeada en la bahía de Chancay por
la Armada de peruana, durante la guerra de Pacífico.
Las autoridades de
Marina del Perú consideraron este proyecto como una cosa imposible de realizar,
cuando le fue presentado por el buzo español, pero al fin cedieron bajo un acuerdo
que aquellos objetos dignos de ser conservados, por tener carácter de reliquia,
etc., pasarían a poder del Museo Naval, y el resto, en ese caso chatarras, a la
propiedad del buzo.
De esta forma
empezaron los trabajos. Hubo sus inconvenientes, dado la profundidad y
dificultades que presentaba la extracción, pero tras muchos y grandes esfuerzos
y ante la sorpresa general, Diego Cordero localizó la corbeta “Covadonga” a una
profundidad de 30 metros. Rescató 3 cañones de 8 pulgadas de calibre, con 3
metros de largo por cada artefacto bélico. Varias docenas de platos de
porcelana, que por cierto se conservan casi intacto, centenares de casquillos
de proyectiles, etc.
Los comentarios de la prensa fueron lleno de elogios para
este, quién realizó una proeza enorme al conseguir rescatar una nave que se
daba por seguro imposible de extraer. Y fue ahí, cuando comenzó a ser popular
Diego Cordero, el “buzo suicida”.
En otra ocasión de
haberse hundido el pesquero “MJMC-I” y antes de la imposibilidad de percibir
los familiares de las victimas las indemnizaciones correspondientes por no
haber parecido los cadáveres de los pescadores, recurren a nuestro buzo, cuando
ya expertos extranjeros daban también por imposible el caso, para intentar el
rescate de los cadáveres. No obstante, los grupos del mar daban como absurda la
propuesta, ya que especialistas americanos se negaron a ello por lo difícil y
peligroso del caso. Pero Cordero se animó y acepto. Encargándose inmediatamente
del mismo. Tras unos días de exploración y sumergiéndose horas y horas, consiguió
sacar a los familiares de aquellos quienes le habían hecho el encargo tan
peliagudo.
Es por segunda
vez cuando en los titulares aparecen en las primeras páginas de la prensa de
Lima con el nombre de este español. Ya la carrera, fue sobre ruedas. Avión que
se hundía en el Pacífico, Cordero era el encargado de su extracción. Buque que
naufragaba, a él se le encomendaba su puesta a flote. Y así sucesivamente en
cada caso importante que en las costas americanas iban sucediéndose, ya que no
solamente Perú hacía sus servicios, si no también países limítrofes precisaban
de su ayuda.
Siempre se hacía la señal de la cruz al sumergirse. La Virgen
y el Señor de los milagros le acompañaban. Por eso su primer deseo de volver
felizmente del trabajo era la visita a la capilla.
Con motivo de estos
éxitos, en los que ha rivalizado con los mejores buzos americanos, ha sido
objeto de varios homenajes allá en aquellas tierras. Los pescadores, armadores
y compañías de navegación le obsequiaron con una fuerte cantidad en metálico,
además de entregarle públicamente varios diplomas de honor, a lo que asistieron
las principales autoridades del Callao.
Desde Madrid, donde
he captado la noticia cuando realizan gestiones para ser nuevamente condecorado
por el Gobierno de aquel país me place enviar estas noticias, ampliadas por sus
familiares, que leí en la prensa peruana, significando que es un gran honor
para su pueblo de Isla Cristina, y por consiguiente para Huelva, que un buzo de
estas latitudes deje tan alto el pabellón español, haciendo proezas en las que
la mayoría de las veces, solamente le guías fines puramente humanitario.
Reportaje por Rafael
López—Ortega.
José García Díaz.
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