sábado, 20 de febrero de 2021

El jarro del Palmarón.

 

                                                              


 El conocido Cabezo del Palmaron en el término de Niebla, lo componían una cantidad determinada de parcelas o besanas de tierras calma de los agricultores bonariegos y Niebleros, pero siendo una de las más grande le que recogía la necrópolis de la Edad de Hierro, que contenía un individuo acompañado de ajuar dentro de una construcción megalítica, era de los abuelos de Juan Antonio Morgado de la citada Niebla.

      Este descubrimiento, sigue todavía cargado de incertidumbre a pesar de los años que se demostró que hubo un expolio del Patrimonio Nacional y una venta ilegal de un rico ajuar.

       En aquellos años, Niebla y sus alrededores se encontraba en lo más parecido a su Siglo de Oro sobre lo que sería La Arqueología en España. contando para este fin con el ilustrado cura don Cristóbal Jurado, y la señora doña Elena de Whishaw.

   Fue don Cristóbal Jurado el primero en ser informado del singular enterramiento, que a pesar de su edad en víspera de cumplir los 70 años y algo grueso, no les faltó tiempo para coger su charrete y hacer un estudio superficial del descubrimiento en 1933 y hacer una descripción del contenido de la tumba.

  No podemos echar en el olvido, que don Cristóbal ganó las oposiciones discutidas y complejas como ser licenciado en Arqueología, Teología e Historia en 1890, para saber en aquel tiempo juzgar y catalogar la nota que escribió primero en la prensa de Huelva para después hacerlo en diferentes diarios católicos de gran tirada por toda España ya que ejercía y cobraba como corresponsal.

                                                            

Este influyente diario católico recogió todos los trabajos publicado por don Cristóbal Jurado. 

  Podemos creer que la información que se publicó en aquellos años, puso en alerta a más de algún contrabandista del Arte. Para que el ajuar llegará a manos de los coleccionista y anticuarios de varias provincias, según iba creciendo su valor.

   En Bonares, por aquellos días los mayores del lugar que gozaban de tener algo de cultura histórica sospecharon siempre de la venta ilegal a doña Elena por ser la persona con los conocimientos necesario para tal empresa, de echo disponía y pagaba a un retén de fieles trabajadores acostumbrados a tales menesteres.

   Saltó en murmullo por lo bajo la denuncia interpuesta por don Cristóbal Jurado contra doña Elena, contra la venta ilegal de material encontrado en varias excavaciones que formaban parte del Patrimonio Nacional, ya que hasta ahora se sabía que ella disponía para su museo una parte de lo encontrado, pero la otra quedaría en juicio de los expertos del tema para su traslado al Museo Arqueológico Nacional, dado que nada de esto se realizó.

  Don Cristóbal Jurado resalta un escrito en víspera de la exposición internacional de Sevilla en 1929 con la siguiente nota: El M.I. Vicario General S.P. de Santiago de Compostela. Extendida por todos los pueblos y rincones de España una verdadera plaga de mercaderes que, con el pomposo nombre de “anticuario” que con el único fin comercial se esfuerzan em adquirir los pocos objetos que todavía restan, de nuestro patrimonio artístico….

   De cómo en 1935, llega este ajuar a manos de unos de los anticuarios más importante de España, residente en el viejo Madrid el conocido con el nombre de “Apolinar” que junto a sus hermanas en su tienda surten a los mejores museos internacionales y a las mejores colecciones privadas, seguidos de Juan Lafora, quedaron como los mejores contrabandista de obras de arte del todo el reino.

  Pero la descripción más completa del famoso y apreciado jarrón encontrado en el Palmaron la hace el profesor don Javier Jiménez Avila, presentando su ficha técnica dentro del inventario núm. 2999, cuyas dimensiones son: Altura: 37´4 cm. Ancho: 16´6 cm. Anchura máxima: 17´70 cm. Peso: 4.625 Kilógramos. Capacidad: 3120 CC.

                                                             


    Es un jarrón piriforme de base anular, el asa esta rematada por la parte inferior en palmera fenicia de 12 pétalos, ye la zona superior por tres serpientes que se abre en abanico para apoyarse en la ancha boca, mientras las serpientes laterales giran sobre las mismas antes de apoyarse en el borde. El cuello y cuerpo están separado por un ancho baquetón mientras que la palmeta está unida al asa mediante un tramo rectangular decorado en todo su recorrido con molduras horizontales.

  Contando de un punto de vista técnico se puede calificar que está en perfecto estado de conservación.

   Contamos en lo siguiente que apareció junto al citado jarrón en el ajuar del Palmaron Es la parte central del brasero, que se conserva en el Museo.

  Contando con una longitud : de 14´5 cm. Ancho: 1´8 cm.Peso:154 g.

                                                       


   Quedando lo que queda de los restos del bracero de bronce, es el soporte del asa y la roseta que adornan los clavos de sujeción. El soporte curvado.

 El citado anteriormente el broche de cinturón.

Sus dimensiones son las siguientes: Alturas: 14´4 cm .y la anchura de cada placa es de 3´4 cm. De este broche no se ha hecho ningún análisis que permita saber de que material esta hecho la pieza. 

                                                                

   Las armas de hierro se conservan en el Museo de Huelva, como se puede ver en la vitrina destinada para este fin.

    José García Díaz.

 

 

 

 

 

 

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