jueves, 6 de agosto de 2020

El vapor "Admiral Rooke"

                                                       

   Se menciona en el Lloyd Español del 20 de Marzo de 1890 el naufragio del día antes de ayer Sábado sobre las 7 de la mañana embarrancó en la salida de la  barra el vapor inglés de 1.000 toneladas, “Admiral RooKe”, que cargado con mineral salía para Inglaterra. Se sospecha que con el vendabal de estos días se ha perdido por completo .El capitán del barco no pudo conducir con precisión a causa de la fuerte niebla reinante en aquellos momentos acompañados de tormentas, lo que pidió al oficial del practico esperar a la nueva marea, con la esperanza de que ésta los pusiese a flote; pero fue todo lo contrario con entrada de mar gruesa, que empezó a empujar cada vez más al Admiral Rooke hasta la costa de Castilla, que iba poco a poco enterrándole en la arena.

 Se da la paradoja que hace cuatro años y medio poco o más en el mismo sitio embarrancó otro vapor francés llamado el “Marmora” cargado con pipas de vinos que dejó con su hundimiento centenares en la playa de Torre Arenilla hasta la de Oro  numerosas barricas, que fueron arrojada por el mar hacia la orilla

   Iba a bordo del navío Admiral RooKe además de los tripulantes, un matrimonio con cinco niños el mayor de ocho años a nueve años, además de encontrarse la señora embarazada de ocho meses, y dos pasajeros, don Luís Claus y otro cuyo nombre no conocemos hasta ahora.                   

  Durante este día los tripulantes hicieron el gran esfuerzo para llevar un cabo a tierra, pero todo fue inútiles por la violencia del temporal que puso en inminente peligro la vida de los marinos ocupados en esta faena.

   El día siguiente Domingo fueron algunas personas a la playa del “Picacho” pero la falta de medios hizo imposible que le prestaran los socorros necesarios para su salvamento que su apurada situación pedía. En tan duros momentos, nuestro amigo el señor don Gabiso Spier, agente comercial de la Compañía de Río Tinto, citó a todas las tripulaciones de los buques ingleses surto en la bahía, que eran cinco, y les expuso la situación de los náufragos; por fortuna uno de los capitanes del navío “Pierremont” tenía dos cohetes lanzas cables y por fortuna también bastó para llevar al vapor naufragado un cable que por él, en una especie de saco o bolsa de lona fuesen  bien atados por su seguridad descendiendo a la playa los pasajeros. Estando el cable bien sujeto en tierra y el otro extremo en la cofa del palo mayor, Esta operación se verifiçó el lunes por la mañana en donde se produjo el desembarco de la señora embarazada citada anteriormente, demostrando hasta donde es capaz de llegar el espíritu humano cuando se apodera de él instinto de conservación de como en medio de una lluvia torrencial que enviabas las nubes, de las fuertes rompientes  de las olas embravecidas, y de los chasquido y latigazos producido por el fuerte viento huracanado, cuando el mar amenazaba de un momento a otro tragarse el buque, esa señora, en el estado que ya se indicó, sube por la movible escala de alambres hasta lo más alto del palo mayor para convertirse en un punto de partida de un viaje aéreo. Allí, con los ojos vendados y atada a un sillón, dejándola descender por el cable suspendida sobre el abismo.

                                           

           

    Cuando descendió a la arena, estaba esta mujer desmallada. Cinco hijos de esta descendieron después por el cable metido en dos cajones, haciéndolo por fin el padre, cuyo sufrimiento moral durante tres días que se vio en inminente peligro junto con toda su familia.

   Desembarcado todos los pasajeros, toda vía quedaba alguna     horas más la tripulación a bordo, dudando en abandonar el buque, hasta que el fin resolvieron hacerlo.

   Los náufragos se mostraron muy agradecidos con los carabineros de la costa, que les proporcionaron alimento y toda clase de ayuda ya que se encontraban sin abrigos y castigados por la lluvia y el viento a quienes de nuevo tienen mucho que agradecerle teniendo que  regresar a Huelva en unas lanchas que tomaron en el estero de la Rábida.

  Tenemos que citar por otra parte la actitud tomada por el valiente y arrojado patrón Manuel Rodriguez y los marineros Francisco Arroyo, Manuel Gomez, Bautista García, José Mesa, José Pacheco, que por gestión de la Sociedad de salvamento de náufrago, salieron de este puerto la tarde del domingo, para socorrer a los náufragos, llegaron hasta las inmediaciones del Admiral Rooke, y botando una lancha, trataron de llegar a su costado, pero las bravas olas no permitió el atraque, estando a punto varias veces de zozobrar. La Sociedad de salvamento de náufrago, encontró hombres de temple que se atrevieron con peligro de sus vidas a salvar a sus semejantes, pero el valor, aunque temerario, es inútil en muchas ocasiones, y a llenar su deficiencia vienen la mecánica y la ciencia de sus aparatos. Lo que no pudieron hacer estos valerosos marinos. Lo hicieron los carabineros y cuatro amigos particulares de los náufragos, lanzado desde la playa un cable impulsado por un cohete que la ciencia ha hecho expresamente para estos casos.

                                                            

   De desear es que con la ayuda de todos la Sociedad de salvamento de náufrago de Huelva, pueda hacerse de estos aparatos tan precisos para ejercer la misión a ella encomendada.

      El señor don Luís Claus y el otro acompañante que disponemos aun de su nombre, fueron trasladados de la playa del “Picacho” en caballería hasta Moguer tomando después un coche, que los trajo de nuevo a Huelva.

   Mientras tanto el buque se hallaba esa mañana del Domingo enterrado más de diez pies la bodega de proa desfundada y empezando a entrar el agua en la máquina y las olas barrían su cubierta, haciéndole crujir  cada empuje de la mar, en extremo brava. Desde entonces, la situación de los de a bordo, empezó a ser en extremo grave. Saltar a la próxima playa en botes, unas cuantas horas antes hubiera sido cosa fácil, era en estos momentos imposible sin exponerse a una muerte casi segura.

     En el diario La Provincia este día por la mañana sobre las 10 hora venía entrando el vapor “Norte” que se encontró de frente con la situación, donde anunciaron sus tripulantes que el barco Admiral Rooke se encontraba en situación de perdido, no habiendo permitido la mar prestar socorro a sus tripulantes, viendo el esfuerzo que hacían para salvarse y salvar el pasaje, y como tres bravos marineros junto con el piloto, se lanzaron a las olas en un bote, llevando un cabo desde el vapor para afirmar en tierra un cable por medio de una estaca para que sirviese de guía y seguridad para poder desembarcar todos. Después de una lucha titánica con las olas por espacio de muchas horas, pudiendo ganar tierra, pero perdiendo en la lucha el cabo y el bote que se los llevó la resaca. Los esfuerzos de estos valientes resultaron inútiles para los que quedaban a bordo.

                                                                


      Ayer fueron a la playa de Mazagón con objeto de reconocer el estado del buque y llevarle víveres a los veintes tripulantes que se encuentran toda vía en la caseta de los carabineros, los señores Hayne, Spier y otros  responsable de la casa fletadora y propietario del buque con sede en Cádiz, acompañados desde Moguer, donde le proporcionaron caballerías, por el capitán de carabineros, nuestro querido amigo señor Goñi. El buque está completamente perdido y destrozado; en la baja mar se llega a él a pie enjuto, encontrándose hundido en la arena diez y siete pies. Respeto al material de carga de unas mil toneladas, lo ha abierto, entrando el agua en la bodega y demás comportamientos que están al nivel de las mareas. El buque “Admiral RooKe” no tenía más que ocho años de construido. El capitán Yhon Fister que lo mandaba en este momento era interino; lo hacia en reemplazo de su hermano, que era el efectivo. Este fue el segundo viaje que hizo mandado el buque.

  La citada compañía desde Cádiz a enviado tres vapores con el material necesario para el salvamento de lo que se pueda realizar. Pendiente que de mejores el tiempo,  porque aunque con grandes averías es preciso proceder a descargarle por completo. De todas las maneras es preciso retirarlo porque es el punto donde se halla encallado puede ofrecer perjuicios para la navegación.

  Por este motivo la prensa se ha hecho eco de la importancia que tendría una caseta cerca de la barra una o dos botes salvavidas, algunos aparatos lanza—cable, junto con aparato telegráfico, en fin, un material con personal, aunque fueran pocos podrían corregir algunos de estos naufragios.

   José García Díaz.

 

 


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