jueves, 30 de enero de 2025

El proyecto de la estación del tren en Bonares.

                                                                                      

 


   La primera noticia sobre esta curiosa información se debe a la publicación de un diario sevillano en agosto de 1880, comentando lo siguiente:

Se ha autorizado al Gobierno de la Nación, el otorgar a don Manuel Ibarra y Lucía la concesión de la construcción y explotación de un ferrocarril económico, que, partiendo de Carrión de los Céspedes, en la línea de Sevilla a Huelva, y pasando por Bollullos del Condado, Rociana, Bonares y Moguer, termine en la Rábida.

       Este ferrocarril se declara de utilidad pública y con derecho a la expropiación forzosa y a la ocupación de terreno del dominio público.

    Las obras se ejecutarán con arreglo al proyecto previamente aprobado por el Ministerio de Fomento, debiendo comenzarlas dentro de los seis meses siguientes a la fecha de la concesión y quedar terminadas en el plazo de cinco años, a contar desde el día en que se empiecen. (El profesor don Manuel Mora, calificó que el citado proyecto fue conocido con el singular nombre de “el tren del Vino”).

   Por donde encontramos, información acerca de esta empresa en el Pleno Ordinario celebrado en los primeros días de enero del año de 1881, en el salón de plenos de esta villa presidida por el señor Alcalde, don Cristóbal Castillo Pérez en sección ordinaria se acordó celebrar para el año entrante una cada sábado cada mes.

    Mientras el sábado día 29 se acuerda por el señor Presidente la siguiente manifestación que tuvo cómo objeto el proceder el nombramiento de un agente especial encargado de gestionar y activar los trabajos de liquidación y cobranza de los créditos que contra el Estado posee esta corporación municipal por un apartado de "bienes de propios vendidos" previas divisiones se acordaron por unanimidad los puntos siguientes.

    Como primero conferir el poder a don Antonio Lovedano Rodríguez y Argüelles del comercio de Madrid y residente en la calle Fuencarral  número 82, para que active  gestione y corrija la pronta y buena liquidación y cobranza de los créditos a favor de este pueblo para invertirlos en un día en obligaciones hipotecarias del ferrocarril económico de Carrión a la Rábida, teniendo como base este pueblo, se encargue a su vez el referido Agente hacer esta operación reservándose para este caso el Ayuntamiento si lo estimase oportuno el derecho de nombrarle adjunto al Agente de Bolsa que como provienen la Ley, ha de autorizar la Comisión.

    Este agente citado aclara que serán de un cincuenta todo el gasto que para la liquidación se consiguiesen, recibiendo en cambio por la Comisión dos reales por cada ciento que importe las operaciones y sus intereses que cobrará de los conductos que realice.

    Quedando pendiente el punto, en donde habiéndose vendido por el Estado los bienes de la "Obra Pía" correspondiente a la Escuela pública de esta villa, declarándose como ingresos municipales y que venían figurando en los presupuestos anualmente en las arcas municipales equivalente a doscientos cincuentas pesetas, veinte y cinco céntimos, que ha de percibir el municipio desde 1877, que la vendieron en la cantidad de veinte mil setecientas setenta y siete pesetas. En donde se autoriza igualmente a dicho Agente el señor don Antonio Lovedano Rodríguez para que reclamen las cuantías de este capital y los réditos vencidos desde el referido año de 1877. ¿Una vez cometida la autorización del Gobierno de S.M.?

   Pero cosa normal de aquellos días, al mes siguiente nuevo Ayuntamiento, para tomarlo don Mariano Suarez Martín, Teniente Alcalde don Pedro González Rodríguez y cómo segundo a otro don Pedro Conejo Domínguez y fiel concejal a don Julián Guzmán y don Alfonso Feria Vázquez. Siendo el secretario don Emilio Avalos.

   El Juez municipal don Pablo Guzmán Pérez.

   Dentro de las primeras medidas que tomaron fue declarar como Comisionado a don Manuel Aguayo con la dieta de treinta reales diario para que se proceda a la introducción del expediente contra las cuentas que han quedado descubiertas a favor de este Municipio que fueron presentada por el anterior Alcalde don Cristóbal Castillo.

    Mientras a mediado de Julio, por parte de la Corporación se acordó abonar los gastos que originaron don Pascual Carrasco y a don Emilio Ávalos en las gestiones realizadas en Madrid, sobre las inversiones hipotecarias sobre el citado ferrocarril, y de su estación provisional dentro de este término, dentro de conformidad dispuesto en el artículo 45 de la ley de ferro-carriles del 3 de junio de 1855, para que, durante un año, se pueda estudiar la rentabilidad de la línea.

       Este proyecto, que tanta ilusión se creó en este Municipio donde vieron un complemento para la economía local, disponer un nuevo sistema de transporte de mercancías suponía elevar la rentabilidad local.

   Pero todo se vino abajo, mediante la presión y la influencia ejercida por el señor de Bonares don José María “el Patuo”, que fue capaz de anular el citado proyecto, donde durante muchos años perduró en el recuerdo de los vecinos locales, en donde además las niñas de aquellos años durante el juego de la comba solían cantar la conocida coplilla:

                    El tren de Bonares, no tiene alegría

                    Porque el “Patuo” le quitó las vías.

                                                      


  En la curiosa fotografía histórica que exponemos arriba, era la conocida como” la casa de Clemente” situada en la Vega del Río Tinto; que es de propiedad de la familia de la investigadora local Fátima Molín, donde el citado Clemente, era tío abuelo de la familia de los Lucenillas, que están dedicados al transporte con camiones.

    Pues esta casa, que siempre aparecía como casa de descanso veraniega, tal como algunos de nosotros la hemos conocido en los años 70 del siglo pasado, la creemos participativa en el segundo proyecto ferroviario donde entra de nuevo este pueblo, cinco años después de anularse el primero, en esta ocasión era el ferrocarril de la Palma a Palos de Moguer, que, saliendo un ramal por la izquierda de la salida de Niebla, bordeaba el Rio Tinto teniendo la estación de Bonares, junto a la misma casa de Clemente, y de allí saliendo las vías hacia Lucena, como la próxima parada, este proyecto privado contaba con capital español y alemán, pero que no se pudo llevar a cabo, a pesar de que se encuentra bien documentado del comienzo del proyecto, donde hasta se podía ver algunos arreglos que conllevaba las bases de las futuras vías ferroviarias.

 José García Díaz.

 

   

 

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