Las nodrizas o bien llamada dama de leche junto a lo de
ama de cría han estado desde siempre compartiendo las necesidades en la vida
maternal de este pueblo, así como en toda clase de casa dentro los pudientes
como en los hogares de los más humildes jornaleros que eran los necesitados de
tan grandiosa labor de criar hijos ajenos a cambio de dinero. Se encuentra en casi toda la historia de la humanidad, por aquellas generosas mujeres que
mantenían sus pechos con abundantes leches y en donde le acompañada en ocasiones
del Sambenito de la Lactancia Mercenaria. Como así lo recogía en versos el
ilustre poeta Federico García Lorca agradecido a tan noble trabajo, que estas
mujeres dejaron en su infancia vida
El 27 de mayo
de 1876 en el BOP. Previo examen, se
aprobaron las cuentas de haberes suministrados a las nodrizas de los pueblos de
Bonares y los otros. Entre ellos motivado por la pobreza en que se encuentran
el vecino José Ramos Cintado, para atender a la lactancia de su hijo huérfano
de madre, se acordó fuese incluido en nómina de desamparados.
Se encontraban sujeto
a las cuentas de expósitos y desamparados mediante abono de la Comisión
Provincial. Y al mismo tiempo se determinado pedir informe al alcalde de esta
villa, para que manifieste si dos niños acogidos interinamente en el Hospicio
de Cádiz tienen padre o abuelos, expresando en su caso los medios de
subsistencias con que cuentan. Se recoge en las actas locales la
siguiente información: Dícese el pago
diario de 25 céntimos a la nodriza María de la Blanca mientras dure la crianza
puesta por el Médico Cirujano titular de esta villa al pequeño
Alejandro Pérez Martin, hasta que su pobre madre pueda disponer
de los medios de amamantarle sin riesgo para su salud.
Existía unas ordenanzas adaptadas a las
circunstancia de los tiempos, en donde estas mujeres las que se hallaban
en situación controlada y además subvencionadas por las autoridades
eran las más fiables, sobre todo las destinadas a escoger una
nodriza que reuniese las condiciones necesaria y sanitaria para poder ejercer
el trabajo citado.
Se aconsejaba entre otras actividades que fuesen
campesinas, por creer de poseer y de gozar mejor salud de las que viviese en la
ciudad y se suponían que eran las más necesitadas económicamente, puesto que la
pobreza les obligaba en ocasiones abandonar a su hijo, para poder atender al
ajeno.
Desde la prensa de Huelva de los años de 1896, se resalta
la gran labor de la Cubana María de Dios la Mulata, y de cómo las mujeres de
origen gitanos, les tenían prohibido ejercer esta profesión bajo penosa sanción,
ya que según los payos eran autentica profesionales en aprovecharse del cariño
que les tenían los padres a sus hijos, y de como la marginación que sufrían
ellos, eran repudiada por la sociedad de aquellos tiempos.
Las normas establecidas por las
autoridades sanitarias locales, eran las mismas o parecidas en toda la nación
española, con recomendaciones curiosas cómo, las candidatas a nodrizas debían
de encontrarse recién parida, del segundo hijo, para demostrar que sabían cómo
criarlos sin pasar de los treinta años de edad, por considerarlas en ese estado
que su leche, ya habían perdido calidad alimentaria.
El 27 de mayo en
el BOP. del año de 1876 Previo examen, se aprobaron las cuentas de haberes
suministrados a las nodrizas de los pueblos de Bonares y los otros. Entre ellos
motivado por la pobreza en que se encuentran el vecino José Ramos Cintado, para
atender a la lactancia de su hijo huérfano de madre, se acordó fuese incluido
en nómina de desamparados.
Junto a la crianza infantil por parte de las
nodrizas, no se puede olvidar la aportada por los biberones en toda la historia
de la vida local. En este pueblo la mayor parte de la leche era la tomada de
las cabras, ya que se suponía era la más parecida a la maternal y la más
digestiva para los críos, hasta que le empezaron a temerles por las aparecidas
fiebres de Malta (Brucelosis).
No fue hasta el 20 de
enero de 1877, cuando se presenta una solicitud por parte del ilustre y culto
vecino don Lázaro de Soto Bautista licenciado en Farmacia que presentando la
titular de la citada Botica, el Ayuntamiento habiendo deliberado detenidamente
sobre esta cuestión, mediante el reglamento legal de años anteriores y visto
igualmente el presupuesto aprobado por la Junta Municipal en el que está
consignado esta plaza, atendiéndose a que el pueblo debe estar surtido de
medicamentos para las necesidades públicas y que es conveniente por lo tanto
que se establezca legalmente una oficina de Farmacia. Al mismo tiempo se acordó
nombrar el farmacéutico titular municipal contando con una dotación de
seiscientas veintes y cinco pesetas anuales, contando con la obligación de
despachar las medicinas gratis a los enfermos de la localidad que se califique
como pobres, siempre que las ventas no exceda de la cantidades consignada con
arreglo a la tarifa oficial. Teniendo obligación de tener justificado los
precios de todos los medicamento que marca para ellos la Ley Sanitaria al
referido don Lázaro de Soto y Bautista, que habiendo comparecido con el
nombramiento y el citado contrato que acordó el Ayuntamiento se lleve a debido
efecto y recogido certificado dentro de este acta municipal.
Este ilustrado
licenciado, era además maestro de la Enseñanza, de gran nivel cultural que hizo
que su Botica, fuese una de las más progresista y puntera de toda la Comarca.
Tenía la Farmacia en la calle Esperanza, se encontraba en donde actualmente se
halla el "Cristalero".
Las ordenanzas
locales de aquellos años, resalta la labor sanitaria desarrollada por parte de
esta farmacia, como centro logístico veterinario y médico, en donde encontramos
medidas introducidas por las autoridades sobre las matanzas del cerdo caseros
tan común en aquellos días, puesto que cada corral de vecino, albergaban uno o
dos individuos formando junto con las gallinas el complemento alimenticio de la
vida de los vecinos.
Extraemos notas de
las citadas ordenanzas. Cómo primero tenemos, que todo individuó que trate de
degollar un cerdo, deberá dar parte a la Alcaldía, con seis horas de
anticipación, del sitio y hora en que hará la matanza; segundo, la Secretaría
del Ayuntamiento, tomando razón, trasladará el aviso al facultativo encargado
del servicio; de tercero, este, acompañado de un agente de la Corporación o de
algún ayudante, destinado hacer el corte del trocito de carne, para someterlo
al microscopio en el sitio de la matanza por cada uno de los cerdos que se
degüellen.
·En la cuarta
medida, si no se encontrara algún parásito, ni viera enfermedad alguna de la
piel o infecciosa, dispondrá que se proceda por el carnicero al destrozo de los
cerdo.
En la quinta
medida, si por parte del reconocimiento se encontrase la "triquina",
cuidará que desde luego se aisle el cerdo, continuando la obligación de
informar de inmediato a las autoridades.
José García Día.
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