Currito el Almonteño
Episodio histórico
.
Recién desembarcado en Cuba Francisco Peláez
Periañez, o Currito, como le llamaban en su pueblo de Almonte, tuvo que ir
de operaciones, y la primera escaramuza con los mambises le produjo un miedo
cerval…. Esto no quiere decir que , más adelante, después de entrar en fuego
media docena de veces, dejara Currito de convertirse en un valiente
soldado que iba hasta donde se atreviera a ir el más guapo de
su compañía.
Pero,
vuelto a repetirlo, el silbido de las primeras balas que pasaron junto a las
orejas se le metió el miedo en el cuerpo, y se juró hacer todo lo posible por
no encontrarse de nuevo en semejantes jaranas…!Cosas bien difícil,por cierto!
A
los pocos días de aquel encuentro, hallábase Curro acampado con su compañía en
la vecindad de unos bohíos donde se había improvisado un hospital, y oyendo
decir que andaba cerca de allí una gran partida insurrecta y que probablemente
saldrían a batirla, fingiéndose e ingresó en el hospital, quejándose al físico
de inapetencia, escalofríos, mareos y otras maulerías de este juez.
Al día siguiente dijo el doctor a uno de los practicantes:
----Ha de saber usted que el enfermo del 7, que está a dieta, se
dedica a comprar raciones, y va de cama en cama proponiendo a los inapetentes
que le vendan lo que ellos no quieren comer.
–- !Hola, hola!---dijo el médico--- Vamos a ver que casta de pájaro es ese.
Y se fue a buscar el enfermo del 7, o sea a Currito.
–---¿Como se encuentras, muchacho?--- le preguntó.
–--- Verá uzté... Ciento una coza acina en el eztógamo, muy rara; yo digo
ci cerá el gómito....
–---!Nada... pues dieta absoluta!-- exclamó el facultativo después de
examinar al paciente y convencerse que estaba bueno y sano.
Currito, que había pasado bastante gazuza el día anterior, se apresuró a
decir:
–-- Miuzté.... lo que es... mismamente farta de apetito no la tengo, y
hazta creo que debe ser debilidá.... de moo que...
–-- !Dieta absoluta!--- le interrumpió el médico; y añadió dirigiéndose al
practicantes y enfermeros; !Mucho cuidado con cumplir mis ordenes! Hasta que yo
lo disponga otra cosa es preciso que vigilen ustedes a este soldado, no
consintiéndole comer nada... !Está grave!.
–-- !Que animal!-- pensó Currito, viendo alejarse al galeno.
Aquel día, y sobre el exquisita
vigilancia y no le fue posible atrapar más que un mísero mendrugo de pan que
vio sobre una silla. Estaba duro como un guijarro; pero lo devoró lo mismo que
si fuese una ensaimada. A ratos pudo dormir, soñando con banquetes y hartazgos....
El hambre y el calor le despertaban a cada momento.
A la hora de la visita matinal ya había meditado un proyecto.
–--- Miuzté--- le dijo al médico--- del eztógamo eztoy bien; tanto, que me
comería cualquier cosiya de sustancia... Lo que ahora tengo ez ezta parte
doloría y un jormigueo en zalva cea la parte.
–-- ¿ A ver la lengua?--- preguntó el doctor; y luego de reconocerla dijo:
Hay gastricismo... !Siga la dieta absoluta!
–-- Pero ci ez que ya... ahora ez er jormigeo en la pata.
–-- !Dieta absoluta!--- repitió el médico, y continuó su visita.
–- !María Zantícíma!--- pensó Currito,sintiendo el terrible vacío de su
estómago--- Este tío me va a matar de hambre, y si hoy no consigo pescar un par
de rasiones soy hombre al agua.
Pero en vano intentó agarrarse, ya por
la astucia o por el soborno se dedica algo con que entretener al tirano estomago que a toda prisa exige
lastre.
A la
visita por la tarde era tal el estado de excitación del malaventurado Currito,
antes el temor de que continuase la dieta, que aquello casi constituía una
enfermedad, barruntaba el pobrete que otra noche en ayunas dejariále sin
fuerzas ni para menear las mandíbulas cuando llegase al suspirado momento de
comer…---Zeñó médico—dijo—por la zalú de mi madre que no tengo ná en lo que
toca la barriga, y lo que es er gómito… ¡cómo no gomite viento, mardita
zea!...En fin, que lla me comería cien peligro….
------- ¡Dieta y más dieta!---exclamó el
médico, con voz imperiosa que sonó en los oídos del infeliz Currito como la
trompeta del juicio final.
-------Pero ci no me manda ozté otra
coza
-----Murmuró angustiosamente.
------- ¡Ah! ¿Quieres que te mande
algo?...! A ver, practicante! Apunte usted a este enfermo…un enema.
-------- ¿A qué hora?
--------- A las ocho de esta noche.
----- A las ocho de esta noche.
Sentada
la prescripción en la libreta marchóse el facultativo, y se quedó Curro
algo consolado, aunque lleno de impaciencia por que llegasen las ocho y le
diera aquello….
------ ¡Enema!---se decía.---Eso del
enema no alimentará gran cosa….Pero en fin, zupongo que será argún zopicardo de
gallina corralera… O pué que sea lo que llaman un candié, yemas
de huevo batías en leche….! Qué demonios será ezo del enema.
La
palabreja se le había grabado en la memoria como un buril de fuego…. Esperando
las ocho y consumido por la impaciencia y el hambre, no podía estar quieto un
solo instante; los minutos se le hacían horas…
-----Que no ce
orvide ozté, compadre---le había dicho más de veinte veces al practicante---
que a la ocho me tiene que dar un enema…….
Pasaban unos
minutos….
------- ¿Pero coño, aun no son las
ocho?---preguntaba Currito, sintiendo furibundas tentaciones de comerse el
correaje.
Por
fin, como toda llega, llegó también el momento en que Currito oyó gritar: ¡El
enema para el siete!
Aparecieron
entonces a la puerta de la enfermería dos mozos, el primero con un gran cubo
lleno de agua, y el segundo llevando a hombro, a guisa de fusil, unos de esos
aparatos largos y cilíndricos cuya denominación más culta es la de clister,
sirven para aplicar a los enfermos lo que familiarmente se llama una ayuda
Cuando
Currito se enteró de lo que era un enema….!aquello no era un hombre, si no un
tigre! En vano intentaron sujetarlo para cumplir la prescripción facultativa…;
a pesar de lo débil que le había dejado tan largo ayuno, se defendió a
trompazos, a patadas y a mordiscos acabando por salir huyendo del hospital en
busca del doctor, al cual le dijo:
------- Zeñó médico, estoy
bueno, no duele ná, quiero irme con la compañía y andar a tiros con los
mambises… y comerme alguno ci pué cer… Prefiero morir de hambre…!y con ayuda
------Bueno, te
daré el alta---le contestó el médico riéndose.- Pero no me negarás que la dieta
te ha curado de raíz…!Ya sabía yo que ese remedio era infalible!
Huelva. Enero de 1898 por Ramiro Blanco.