miércoles, 8 de julio de 2015

De nuevo otro submarino


              La voladura del vapor Hallbort.

        Era el 4 de agosto de 1917, en plena fiesta de las Colombinas cuando de nuevo la prensa formada por el “Diario de Huelva” y “La Provincia” comenta de nuevo que ha visto un nuevo hundimiento de un navío mercante por parte de un submarino alemán.

     Dese el día de ayer por la tarde se andaban temiendo de que un submarino andaba de operaciones por estas costas según informaciones de que fue visto por algunas canoas dedicada a la pesca, hasta que se volvió realidad. Esta vez de nuevo era un vapor noruego que fue echado a pique para siempre llamándose Halbort, procedía de Newcastle y se dirigía al puerto italiano de Civita Vecchia, llevando un cargamento de 5.000 toneladas de carbón. De los veinticuatro hombres que conformaban su tripulación, tres de ellos eran de nacionalidad española.

       Hablando con los náufragos, esta mañana a su llegada a Huelva, los cuales nos han contado todos los pormenores del accidente con todo lujo de detalles, como publicamos a continuación.

    Serían aproximadamente la 5 y 35 de la tarde por el reloj de a bordo, cuando los tripulantes del vapor noruego, sintieron nueve cañonazos, deteniéndose entonces la marcha del buque.

      Este se encontraba en dicho momento a una distancia de la barra que no podemos determinar claramente, pues mientras unos dicen que a 18 millas. Otros aseguran que solo le separaban de la entrada de la barra una distancia de tan solo unas 10 millas.

     La posición del buque era con relación de la barra, proa al S.O.

   Ningunos de los proyectiles alcanzaron el buque, por lo que se supone que los cañonazos fueron disparados solo como aviso para que el barco se detuviera. Apareciendo el submarino alemán, siendo entonces las 6 de la tarde cuando lo vieron por primera vez.

       Ya que al principio los tripulantes del buque noruego, no se dieron cuenta de la aparición del sumergible solo tenía fuera del agua una parte del casco, llevando izada una vela, con la cual parecía a simple vista un pequeño barco de pesca.

  Con esta curiosa estratagema se aproximaron al buque noruego, que se hallaba parado, saltaron varios marineros alemanes a bordo apoderándose de víveres que conducían y objetos que les parecían del todo bien, colocaron después en la bodega varias cargas explosivas. Mientras la tripulación recogía sus equipajes, embarcaron en dos botes y se separaron del buque.

 Preguntando por la documentación, se dieron cuenta que éramos tres españoles, diciéndonos que no tengamos miedo porque no nos iba ocurrir nada malo.

  Al abandonar la tripulación el navío noruego, eran ya las 6 de la tarde y quince minutos de la tarde. Pero poco tiempo después a  eso de las 7 hora, resonaron varias explosiones casi simultáneamente y a poco el buque comenzó a hundirse, desapareciendo en breves momentos tras de las olas. Los náufragos pusieron proa para a tierra.

Estuvieron en el mar remando casi seis horas; ya de noche encontramos a un pescador el cual nos señalo como orientación la luz del faro del Picacho.

   Debido a la oscuridad, los dos botes no se separaron. Uno de ellos tripulado por el primer oficial y 11 marineros, arribo a la una y media a la playa de Mazagón. Los náufragos saltaron a la tierra, dirigiéndose al cuartelillo de carabineros inmediato al faro del “Picacho”, en el que fueron atentamente acogidos y auxiliados.

  El otro bote que conducía el capitán y a 11 marineros más, llego al vapor de los prácticos, en los que fueron igualmente atendidos.

   Al conocerse, ya de madrugada, en Huelva la verdad de lo ocurrido, el cañonero “Vasco Núñez de Balboa” levo ancla, a eso de la una y algo de minutos dirigiéndose al mar para recoger a los náufragos. Llegando al costado del vapor de los prácticos a las dos y media. Recogiendo de inmediato a los náufragos y el bote que se salvaron, marchando desde allí a la barra para recoger a los restantes.

  Estos fueron recogidos y llevado al cañonero, por el vaporcito auxiliar de los práctico, “Placebo”, cuyo patrón Francisco Vizcaya Vázquez, estuvo en cada momento socorriendo a los náufragos y además contando con la ayuda humanitaria del maquinista Antonio Moya. También colaboro en esta operación un bote del cañonero, tripulado por un condestable y cuatro marineros.

 El cañonero puso proa a Huelva a las 7 de la mañana, llegando al puerto a las ocho. Desembarcando enseguida los náufragos.

 

 Como ya había habían circulado rumores acerca del hundimiento del buque noruego, junto con la presencia del grupo de naufrago produjo la general curiosidad entre el gran público en que aquella hora se hallaba congregado en el paseo del Muelle para asistir a la misa de campaña.

 Los náufragos han estado en la comandancia de Marina prestando declaración, el capitán y unos de los tripulantes españoles del buque. El vice-cónsul de Noruega se hizo cargo de los náufragos alojándolos en la fonda “La Perla”.

 El submarino agresor alemán, según nos contaron que según parece no tenía número ni letra de registro. Al mismo tiempo hay que agradecer la conducta observada por los prácticos ,los carabineros de la playa de Mazagon donde arribaron parte de los náufragos y los empleados del faro del “Picacho”, que se desvivieron en atenciones hacia los tripulantes del buque hundido.

   ¿Pero de nuevo otro cañoneo?

 Hoy ha circulado de nuevo intensamente el rumor de haberse registrado un nuevo cañoneo en el mar.

 Según nos dice personas llegadas las playas, que a las 8 de la mañana se encontraron mar adentro y en la misma dirección que ayer, hasta once cañonazos.

 Pero hasta hora que publicamos esta noticia, no se ha podido confirmar la noticia, que hemos cogidos a título de rumor.

  Es verdaderamente lamentable que venga ocurriendo con la campaña  submarina en lo que respecta a nuestra capital. Ya que hemos tenido ocasión de explicar, lo que significa estos atentados  cerca de nuestro puerto a la vista de Huelva, los alemanes atacaran barcos que entran y salen de aquí dándole vida a nuestra capital. Por lo visto no se ha podido evitar tal cosa ya que los submarinos prosiguen maniobrando antes nuestros ojos mismo sin preocuparse de otra cosa que no sea hundir barcos.

  No hay que decir lo que significa esto para la vida de Huelva.

 El trafico de nuestro puerto que a causa de la guerra había descendido de manera alarmante, y con estas constantes agresiones significa la ruina para muchos hogares.

  Aunque los comentarios más acertados eran de la opinión que los alemanes podían maniobrar tan seguro en estas aguas, porque disponían de muy cerca una base de aprovisionamiento y que sin duda era conocido por mucha gente de la mar.

 

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